PAPPO made in USA


PETER DEANTONI

1ra. Edición: 2016
Editorial: Planeta
Prólogo: Sergio Marchi

Cuando B. B. King escuchó a Pappo por primera vez, Peter Deantoni estaba a su lado.
“Contratalo —le dijo el venerable blusero—, vamos a desarrollarlo en Estados Unidos.”
Así fue como Pappo y Peter, su mánager, emprendieron juntos la conquista de Norteamérica en una alocada travesía que alcanzó su clímax cuando Norberto Napolitano subió al escenario del Madison Square Garden en 1993.

Más allá de que su título sea “Pappo Made in USA”, el libro del histórico mánager argentino, Peter Deantoni (click foto 2), no se muestra como un texto monotemático sino como algo mucho más abarcativo de sus vivencias dentro del mundo del rock.
Y la narración de múltiples e inéditas historias con Color Humano, Vox Dei, Nito Mestre y Los Abuelos de la Nada, algunos de sus más importantes representados, funcionan como un genial aperitivo para el plato fuerte final: la gesta latinoamericana en tiempo de blues que compartió junto al recordado Norberto “Pappo” Napolitano (click foto 3) por Norteamérica.

Desde el prólogo Sergio Marchi, el experimentado periodista que supo ser mánager de Charly García… por cuatro minutos (“Honestamente, jamás tuve pasta para ese trabajo”) comienza reconociendo la sacrificado labor de un conjunto de anónimos (desde “plomos” y fotógrafos hasta productores y jefes de prensa), y tras destacar las cualidades personales de Deantoni adelanta que el volumen “no incursiona en el revisionismo histórico que, a menudo, intenta situar los hechos para que se acomoden a la idea o ideología de alguien. Sin embargo, revela detalles hasta ahora desconocidos de, hechos que no trascendieron: historias que no se contaron porque nadie las recordó o ninguno se tomó el trabajo de ponerlas por escrito”.

Refiriendo cómo su buen dominio del idioma inglés -en una época que muy pocos lo hablaban- lo ayudó a manejarse, crecer y realizar muy buenos negocios dentro del medio, las vivencias relatadas por este amante de la música de Elvis Presley comienzan con recuerdos personales como el primer show en vivo que vio en su vida, donde tocaron Los Gatos con su primera formación que incluía a Kay Galiffi (que años después sería reemplazado por Napolitano), y continúan con una serie de sabrosas anécdotas que compartió a lo largo de su trayectoria junto a emblemáticos nombres de la escena del rock nacional.
Tal es el caso de Los Abuelos, una formación con la cual -según el autor- “hubo algo tipo Beatles”. Y tras contar que los liderados por Miguel Abuelo no solo fueron pioneros en lo artístico, sino también en tener seguridad, revela que la misma se trataba de “una brigada de Banfield que nos abría camino con una sirena de policía puesta arriba de un Torino”. “Realmente era algo que nos hacía falta para cuando tocábamos en clubes pesados del Gran Buenos Aires. Portaban itakas y toda la parafernalia, porque eran de una brigada antiterrorista, y como de los cinco integrantes dos de ellos se llamaban Guillermo, para consumo interno eran `Los Guillermos´”, rememora. Seguidamente, las risas asoman cuando sin abandonar al grupo fundado en 1967 confiesa que “las minitas morían por Andrés (Calamaro): era el novio de todas y los pibes lo odiaban. Cuando cantaba `la otra noche te esperé bajo la lluvia dos horas´, había un coro de siete mil chabones que respondían, en tempo y tono, ´¡que boludo!´. Andrés odiaba esa parte”.

Participe importante desde la producción de la llegada de incontables conciertos de artistas internacionales como Frank Sinatra o The Police, desde uno de los capítulos Deantoni le pone fin a los rumores que rodearon la estadía argentina de Joe Cocker, en plena dictadura, y previo a su presentación en el estadio Luna Park: “No estaba en condiciones de nada, ni siquiera de hacer el show, y eso da por tierra con todas las leyendas que se tejieron en torno a su presencia en 1977. Lógicamente, mucho menos estaba en condiciones de volverse al hotel en un colectivo como dice el mito urbano. Se cuenta que estuvo zapando con Pajarito Zaguri en Ramos Mejía, lo cual es mentira, y que se fue a tomar merca con alguien a Gerli o a Quilmes, que lo subieron a un colectivo y que terminó en el Sheraton de milagro. Lamento decir que es falso, con lo que me gustan a mí esos mitos”.

Un buen espacio en la memoria escrita del reconocido empresario se lo lleva el largo viaje que realizó en 1980 a la ciudad de Los Ángeles, para encabezar las casi imposibles negociaciones que tenían como objetivo traer a los mismísimos The Rolling Stones a Buenos Aires por primera vez. Y la quimera no estuvo tan lejos. Porque según asegura este declarado “enfermo Stone” el fee (la tarifa) por la reunión con la banda comandada por Mick Jagger había quedado acreditado, aunque todo se vio frustrado por la imposibilidad de Keith Richards de salir de Estados Unidos (tenía una visa médica), producto de un arresto en Toronto que derivó en un conocido juicio que si bien pudo haber terminado con el músico entre rejas, finalmente le salvó la vida porque lo obligó a una rehabilitación que realizó allí. “Aquel fee quedó acreditado y tengo entendido que se le reconoció a Daniel Grinbank quince años más tarde cuando fue el promotor de su primera gira”, señala orgulloso hoy el intermediario.

Editado por Planeta, el desfile de historias con multiplicidad de protagonistas llega a su fin cuando en la última parte del material arriba el gran Pappo, la estrella que nació, se crió y vivió en La Paternal hasta su trágica muerte (ocurrida en Luján, 25 de febrero de 2005) y se roba toda la atención. En dos capítulos llenos de blues el inquieto mánager nacido en Buenos Aires en 1952 repasa con un visible afecto cómo fue testigo de la primera vez que B. B. King escuchó al “Carpo”, tras lo que le ordenó “Contratalo, vamos a desarrollarlo en Estados Unidos”, y más tarde le manifestó con naturalidad al querible guitarrista pelilargo: “Te voy a invitar al Blues Summit en el Madison Square Garden”.
Toda la alocada travesía que juntos compartieron en el gran país del Norte es descripta por Deantoni con humor y emoción, así como los detalles de aquella histórica velada llevada a cabo el 10 de agosto de 1993, que alcanzó su clímax cuando el venerable blusero tomó el micrófono y lo presentó: “Desde la Argentina, así es como tocan el blues allá, déjenme oírlo”.

Una obra que pese a exhibir al emblemático “Carpo” en su portada no se reduce solamente al fantástico y más importante viaje de su carrera, y ¿esconde? otros muy buenos relatos con protagonistas que dejaron una importante huella musical.