1ra. Edición:2015
Editorial: Editorial Atlantida
Prólogo:
Sin Prólogo
“Periódicamente de modo sutil y persistente nacen en este planeta individuos predestinados a crear puntos de referencia singulares, todo ellos afinados en una única perspectiva: la evolución de nuestra atribulada especie. No vienen a reproducir las formas tradicionales sino que son portadores de semillas de cambio social y esclarecimiento existencial, como simples seres de luz en tiempos de oscuridad colectiva. Luis Alberto ha sido uno de ellos”, dijo Grinberg en una nota concedida a Radio Télam.
“Periódicamente de modo sutil y persistente nacen en este planeta individuos predestinados a crear puntos de referencia singulares, todo ellos afinados en una única perspectiva: la evolución de nuestra atribulada especie. No vienen a reproducir las formas tradicionales sino que son portadores de semillas de cambio social y esclarecimiento existencial, como simples seres de luz en tiempos de oscuridad colectiva. Luis Alberto ha sido uno de ellos”, dijo Grinberg en una nota concedida a Radio Télam.
Para Grinberg, su libro
"es una lectura existencial de Spinetta. No es una biografía, un
anecdotario, un calendario ni un culto. Son -las definió- postales de momentos
de intimidad, fragmentos de poesías y fotos inéditas. Este libro es un viaje”.
“El titulo de “Una vida
hermosa” surge de una entrevista que le hice para mi libro “Como vino la mano”
donde Luis dijo que “crear una obra hermosa exige antes una vida hermosa, no es
al azar sino que se edifica paso a paso porque Luis Alberto era un fertilizador
de almas”.
Al ser consultado sobre las
expectativas en torno a la publicación, Grinberg, una intelectual fundamental
en los inicios del rock argentino, dijo que esta "preparado para este
lanzamiento, con la expectativa de ver como es recibido porque no me ocupe de
hacer una biografía, calendario, anecdotario, discografía sino que la proximidad
con Luis Alberto me permitió conocer al ser que estaba detrás del nombre".
"Lo quise retratar con la
palabra desde su poesía, sensibilidad y la simplicidad como la de todos los
grandes”, resumió el periodista.
En ese sentido, señaló que “me
dediqué a la poesía del 'Flaco' porque las letras están popularizadas y el
publico tiene sus preferencias y porque por cada uno que compró su libro
'Guitarra negra' hay 100.000 que compraron un disco, entonces está en
minoría".
Y en tono íntimo abundó que
"el hecho de ligarlo con la poesía me permitió recomponer los momentos que
compartimos con Luis Alberto desde el principio de Almendra”.
Sobre la forma en que se
conocieron, Grinberg narró que “yo era redactor en vías de convertirme en
pro-secretario de redacción de la revista Panorama. Un día, vi un muchacho al
que no conocía en la puerta de entrada. Era Ángel Del Guercio -hermano de
Emilio-, que en esa época le hacía la prensa a un grupo nuevo llamado Almendra
y venía a traerme el primer simple del conjunto. Fue así que me invitaron a un
recital en el teatro Payró y así comenzó una relación”.
En esa línea, Grinberg evocó
reuniones literarias con el músico como "los encuentros de rockeros en el
Parque Centenario en el 73, la presentación de 'Artaud' en el Teatro Astral, de
la cual fui productor, y hasta los primeros momentos de Invisible donde me
pidió que me pusiera dentro de "Elmo lesto", un muñeco incomodo que
bailaba en los recitales".
“En su obra poética encontré
un mensaje definido de iluminación, por eso debe divulgarse. Vivió en sintonía
con las esferas donde se incuban los mejores sueños de la humanidad, aunque
algunas veces se topaba con algunas de las más traumáticas pesadillas de una
cultura en descomposición", sostuvo.
Al recorrer el territorio en
el que Spinetta plasmó su poética, indicó que "consolidó su magna obra
oscilando entre un caos estructural y una zona de ilimitado deslumbramiento.
Aquí es donde se anidan y asimismo vibran las musas de los poetas, las armonías
de los músicos y las visiones de los profetas. Que están a disposición de
quienes se predispongan al contacto, a la impregnación energética que conocemos
como “estado inspirado del alma”.
Sobre la forma de Spinette de
vincularse con el rock, Grinberg consideró que para "Luis, el rock no
sería un protocolo cerrado, un marco estilístico rígido al que constreñirse,
sino, más bien, un océano en el que navegar con sus propios barcos. De hecho
sus canciones más asimilables a un rock estricto ('Rutas argentinas', 'Blues de
Cris', 'Me gusta ese tajo'), más allá de algunos rasgos tan personales como
inevitables, suenan casi como ejercicios de estilo".
"El Spinetta clásico
-vislumbró- está, en cambio, en esos temas donde puede detectarse una zamba, o
la lectura de un vals leído por Bill Evans, o un fraseo piazzolleano, y donde,
sin embargo, nada es, nunca, exactamente igual a sus fuentes".
"¿Dónde poner 'Ella
también', 'Los libros de la buena memoria', 'Seguir viviendo sin tu amor' o
'Durazno sangrando'? ¿Cómo ubicar a 'Credulidad', 'La cereza del zar',
'Starosta el idiota', 'Dulce tres nocturno', 'Serpiente (viaja por la sal)' o
'Cantata de puentes amarillos'?", se preguntó.
Y Grinberg se respondió:
"caben en el llamado rock nacional sólo porque Spinetta decidió circular
por allí y porque, curiosamente, aunque el género tomó muy pocas de sus
enseñanzas, lo consideró siempre su maestro".