SILENCIO MARGINAL


 EDUARDO CASALI - LAUTARO CASTRO - MAXIMILIANO CECI

1ra. Edición: 2014
Editorial: Punto de Encuentro Editorial
Prólogo: Sergio Pujol


A mediados de los ’60, el rock argentino surgió como un movimiento que trastocó los principios de un Estado conservador, posicionándose desde un espacio contracultural.

A pe­sar de que muchos historiadores coinciden en que fue uno de los movimientos artísticos que menos sufrió la represión estatal, Eduardo Casali, Lautaro Castro y Maximiliano Ceci, a través de los entrevistados, dan cuenta de que las persecuciones existieron: en la censura de discos, detenciones diarias e irrupciones en recitales.

Silencio Marginal reconstruye la cartografía de los lugares que funcionaron como punto de encuentro de las bandas (Instituto Di Tella, Plaza Francia, La Perla y La Cue­va).
El relato desmenuza las influencias inglesas y norteamericanas -Jimi Hendrix, Bob Dylan, Elvis y principalmente The Beatles y The Rolling Stones- y latinoamericanas -Los Shakers y Los Teen Tops- que nutrieron a los músicos, en conjunto con las raíces del folclore y tango, para empezar a componer rock en español.
No se trata de un trabajo puramente centrado en el aspecto artístico sino que éste se entrelaza, necesariamente, con el contexto político, social y cultural de entonces, no sólo en el país sino también a nivel global.

Los músicos Rodolfo García, Emilio Del Guercio, Claudio Gabis, Willy Quiroga, Kubero Díaz, Black Amaya, Ciro Fogliatta, Héctor Starc y Jorge Durietz aportan un testimonio sincero, profundo y vivencial sobre el surgimiento de la cultura rock en Argentina.
Ellos comenzaron con letras de amor y traducciones de temas ingleses al español. Lo lírico y lo poético se hi­cieron presentes con la aparición de Almendra, Manal y Los Gatos.
Desde Quilmes, Vox Dei trajo sus aires de rock pesado. En el barrio de Belgrano nació el primer dúo acústico, Pedro y Pablo, y en La Plata un grupo de entrerrianos comenzó la vida en comunidad, impri­miéndole al rock un estilo psicodélico: La Cofradía de la Flor Solar.
En la antesala de los ’70, Norberto Na­politano, después de un viaje por Europa, plasmó en Pappo’s Blues el estilo que lo acompañaría por el resto de su trayectoria.
Luis Alberto Spinetta, influenciado por el rock inglés de Led Zeppelin, dio a conocer su faceta más vertiginosa de la mano de Pescado Rabioso, mientras que otra parte de Almendra se volcó al rock progresivo: Aquelarre.

Arriba: HECTOR STARC, WILLY QUIROGA Y EMILIO DEL GUERCIO
Abajo: BLACK AMAYA, KUBERO DIAZ Y RODOLFO GARCIA


Este trabajo, dotado del recuerdo y la nostalgia de los entrevistados, brinda infinidad de anécdotas com­partidas entre los artistas en sus diferentes etapas: desde cómo Javier Martínez se planteó cantar en cas­tellano en el pequeño cuarto de Héctor Starc, pasando por la detención de Black Amaya y Pappo en una pla­za de Chacarita mientras comían un pancho, hasta la noche en que Willy Quiroga acompañó a B.B King al aeropuerto después de compartir una cena.

En el Prólogo, el historiador y periodista Sergio Pujol explica que “la entrevista emerge entonces como la herramienta favorita de la historiografía de la música popular, quizá porque toda historia empieza siendo periodismo, así como el buen periodismo se apropia, finalmente, de las formas de la historia.

El desafío que se plantearon Casali/Castro/Ceci tiene algún parecido con el que interpeló a los pioneros antes citados, aunque se impone una diferencia bastante importante: en las páginas de Silencio Marginal - Memorias del rock argentino, el pasado que se quiere rescatar no es inmediato. Se trata, en cierto modo, de un pasado-pasado, y por lo tanto ya fue objeto de las mitificaciones con las que se modela todo relato canónico.

Por supuesto, el rock argentino, como en su tiempo el tango, necesitaron fijar hitos fundacionales para sus respectivas narrativas genéricas: “he aquí la historia del rock en la Argentina…”. Si bien el libro de Casali/Castro/Ceci no llega con espíritu revisionista (en verdad no hay grandes desacuerdos entre testimonios de unos y otros), sirve para enriquecer, coralmente, eso que llamamos historia del rock argentino.

COMO EXPLICAR ESTA PASION?


VALERIA PICONE

1ra. Edición:
2013
Editorial: Editorial Dunken
Prólogo: Sarah Levy
               Miguel Mateos

"Como explicar esta pasión?" es un libro escrito por una persona que no se dedica a escribir pero que sin embargo volcó toda la pasión  que un fan puede sentir por su ídolo, en este caso, Miguel Mateos.

Y cuenta el porqué y el como de su libro de esta manera


“La idea nació accidentalmente, un día después de un recital en Rosario en agosto del 2006, yo estaba intentando convencer a mi marido de ir al día siguiente a verlo a Miguel a Ceres (a 800 km. De Rosario). Tuvimos la posibilidad de saludarlo a Mateos, y luego de agradecerle por el show, yo le pedí que me ayude a convencer a mi marido de ir a Ceres, a lo que él contestó –“¡Mujer! ¿Estás loca?”-. Esa situación me generó ruido, quedó dando vuelta en mi cabeza.

Pasó el tiempo, y estando de vacaciones, sentada en la playa mirando el mar, mi hija jugaba con mi marido en el agua, y ese –“¡Mujer! ¿Estás loca?”-, volvió a mi mente y pensé que quizás Miguel no tenía ni idea de todas las locuras que hacíamos por estar cerca suyo. Sería bueno documentarlas. Pero solo quedó en mis pensamientos.

Las vacaciones terminaron, y un día en el trabajo mientras hacía la cola para almorzar, le comenté a mi amiga Sarah esa ocurrencia que había tenido frente al mar, acerca de escribir las historias de las locuras “mateistas” y ella me animó diciéndome que era una buena idea.
A partir del día siguiente comencé, ya era comienzos del 2008, y cuanto más escribía más historias llegaban a mi cabeza.

Comenzó de una manera caótica, sin orden, sin lógica, casi como mi fanatismo. Disfrutaba tanto al relatar las vivencias, sentía que volvía a revivirlas, me invadían las mismas emociones, por momentos debía detenerme porque las lágrimas no me permitían seguir.
No tenía mucho tiempo para escribir, al trabajo y la familia no quería restarles tiempo, por lo cual comencé a restárselo al descanso. Me levantaba a las 2 de la mañana para escribir, a las 6 me duchaba, llevaba la nena al colegio  y me iba a trabajar.
Luego al medio día le entregaba los capítulos terminados en la madrugada a Sarah, ella es maestra y aprendí mucho de sus correcciones.
Mi otro corrector era mi marido, quien había compartido conmigo muchísimas de esas historias.

El único fin de estos escritos era que Miguel se entere de las cosas que yo, como muchos mateistas más, éramos capaces de hacer. Yo solo quería que él lo lea. Pero los comentarios de Carlos y Sarah me hicieron ir tentando con publicarlo.
Sarah fue la encargada del prólogo.

Todo este proceso duró 2 años y medio, durante ese período quedé embarazada, nació mi hijo, cada vez se me complicaba más encontrar el tiempo para escribir, pero cuando existe pasión el tiempo aparece.
Para las tapas había pensado poner todas las entradas sobre el piso y sacarles una foto, pero mi hermana Silvana, que es la experta en diseño, se tomó el trabajo de generar una hermosa composición para la portada.

El libro estaba terminado, solo faltaba escribir la Trayectoria de los músicos. Pero ya estaba listo para que lo lea mi Ídolo. No sabía cómo entregárselo, pero gracias a un encanto de persona, pude hacerle llegar mi borrador. Coordinamos un encuentro para darselo.
Imprimí en mi impresora el libro, las tapas en una casa de impresión a color, luego lo anillamos.
Mi amiga Sarah, que ya a esa altura estaba jubilada y se dedicaba al arte, me hizo una hermosa caja de madera para realizar esa ansiada entrega. Tan ansiada era, que me enfermé, creo que no soporté la presión, la emoción que eso causaba en mí, así que finalmente mi marido le hizo llegar mi tesoro a mi hada madrina.

 


Luego la espera…

Yo no pensaba publicar este material hasta tener el OK de Miguel. No sabía cómo comportarme en los shows posteriores a la entrega, no quería acercarme mucho para no presionar, pero tampoco podía estar muy lejos!!!

Solo esperé, con mi banquito en la eternidad...

Pero la espera no fue en vano. Después del Visto Bueno del Genio, me contacté con la Editorial Dunken, en la cual podía sacarlo como Autora Independiente, y eso implicaba, que el contenido no se modificaba, eso y la calidad de los trabajos de la Editorial me hicieron elegirla.
En la reunión previa llevé el material que estaba lleno de fotos intercaladas, pero luego de ver el presupuesto de hacerlo todo a color, desistí y concentré las fotos en 16 páginas, y eliminé todas las letras de las canciones de Miguel que iban en el anexos, para que me cierre el valor final.

Solo me quedaba terminar las trayectorias!!!
Me puse en contacto con los músicos para que cada uno me envíe lo que querían que publique en el libro. Esto merece una mención especial, ya que viví hermosos momentos!!! La primera en contestarme fue GraJ!!!! Alan fue el segundo, todo un caballero, y no solo me entregó su reseña, sino que también me ayudó en todo lo que estuvo a su alcance!!!

Cada uno le puso su estilo, Raúl Chevalier me iba pasando por Facebook desde España distintos tramos de su carrera, Oscar Kreimer me pasó un correo muy formal. Ariel Pozzo me remitió a su página. Alan Ballan, no solo me ayudó con su trayectoria, sino que también me generó nexos para seguir persiguiendo y molestando a los que me habían quedado rezagados!!! Luego me envío su resumen Nano, y  finalmente Roly, que si bien tardó, escribió algo muy lindo en primera persona, que me encantó!!!! Valió la pena la espera!!!

Con Julio Lala tuvimos varias charlas telefónicas de las cuales yo sacaba apuntes para resumir su trayectoria, pero en realidad me hubiese encantado grabarlas, porque fue algo realmente hermoso. Por momento nos íbamos por las ramas pero en mi memoria quedará grabada la calidez de cada una de esas conversaciones.

Luego Julio me puso en contacto con el Chino Sanz. Con el Chino nos encontramos en una exposición de Fran Lala, el hijo de Julio, allí comenzamos a hablar y continuamos por teléfono.

Debo reconocer que quedé maravillada de la humildad de todos estos monstruos, cada uno en lo suyo, realmente entendí porque son tan grandes!!!
Como broche de oro, unas palabras de Miguel Mateos para incluir en el libro!!!!
Ya tenía el material completo!!!

Presenté todo en la Editorial, adecuaron el material al formato definitivo, hicimos las últimas revisiones, se portaron de 10 sobre todo Alberto con los textos.

 


Finalmente el jueves 5 de septiembre del 2013, me llamaron para avisarme que estaba lista la impresión y al día siguiente fui a buscarlas junto a mi marido, mi hijo y mi corazón galopante!!!!

N.de la R.:
No vi este libro en librerías, por lo cual si queres comprarlo podes hacerlo en Editorial Dunken -  Ayacucho 357 (entre Corrientes y Sarmiento de CABA)

MY NEIGHBOR, THE SKINNY / MI VECINO, EL FLACO


PAUL PERRY

1ra. Edición (en inglés):
2012
1ra. Edición (en inglés): 2014
Editorial: Editorial Dunken
Prólogo: Enrique G. Kryskowski

Escribe:
SERGIO MARCHI
El primer libro sobre Spinetta publicado tras su muerte es también el más impensado: está escrito en inglés, el Flaco es “The Skinny” y su autor es Paul Perry, un norteamericano hijo de argentinos que se vino a vivir a Villa Urquiza, donde terminó siendo primero vecino, después profesor de inglés y finalmente amigo de Spinetta.
 ¿Cómo es que este profesor de inglés termina convirtiéndose en el autor del primer libro escrito sobre Luis Alberto Spinetta después de su muerte?
La historia arranca con Paul Perry y su encuentro casual con un hombre negro y musculoso que paseaba un racimo de cinco perros siberianos. “Nice dogs!”, le dijo Perry, intuyendo correctamente que allí había un compatriota.

El paseador de perros era Geordell, oriundo de Alabama, que se ganaba la vida haciendo changuitas de traducción, lo mismo que Paul, y enseguida conectaron. “Le conté que era profesor de inglés, y me preguntó si quería enseñarles inglés a algunos músicos. El trabajaba en una agencia llamada Booking & Management, que a veces necesitaba algún profesor. De hecho, trabajé un poquito con Dante Spinetta, ayudándolo a mejorar su pronunciación.”
 La verdadera iniciación vendría poco más tarde y nuevamente a través de Geordell.
Un día me llamó y me dijo ‘venite, que estoy acá a la vuelta de tu casa, con un músico amigo’.”

Lo que Paul desconocía es que se trataba de Spinetta, pero eso tampoco habría supuesto algo importante para él, porque no tenía mucha idea de la verdadera dimensión de este hombre que vivía –en un principio– a la vuelta.
“Fui a la casa y ahí es donde empezó el viaje con el Flaco. Hubo buena onda y hablamos siempre en inglés, porque yo me siento más cómodo así; me siento medio torpe hablando en castellano. Me preguntaban en qué idioma soñaba, y yo nunca sueño en castellano, sueño en inglés, y las personas que me hablan en sueños lo hacen en inglés. Cuando me golpeo un dedo o me lastimo digo ‘fuck’. Pero cuando manejo digo ‘la puta madre’, eso sí me sale.”
En el libro, que está escrito como si fuera una libreta de viajes, con anotaciones de urgencia sobre recuerdos vagos y efímeros, Perry abunda en los detalles sobre ese encuentro iniciático, y se refiere a La Diosa Salvaje, nombre del estudio de grabación y hogar de Spinetta, como el “bunker”.



My Neighbor, the Skinny es breve, austero y sin demasiadas pretensiones, salvo en la portada ilustrada por Ciruelo (también amigo de Spinetta), el fantástico dibujante que se especializa en dragones, que en esta publicación eligió retratar a un “Luis chamán” como si estuviera pintado sobre una roca.
Tras un breve prólogo de Enrique Kryskowski, que además del glosario de términos porteños traducidos al inglés será lo único que figure en castellano en el texto, Paul Perry arranca de modo cronológico una cadena de anécdotas triviales entre dos vecinos que se inicia en el invierno de 2001, cuando Perry traspasa el umbral de la morada de Spinetta.
El primer interrogante que surge frente a la aparición de este libro es el de su credibilidad.
¿Cuánto de esto será verdad y cuánto fantasía?
Por lo pronto los detalles sobre el lugar donde se desarrolla la mayoría de las acciones, es decir, la casa de Spinetta, son exactos; si bien el texto no pretende revelar demasiada intimidad ni escarba en detalles demasiado personales, los datos coinciden con lo que fue aquel estudio de grabación y vivienda.
El baño con el respaldo del inodoro en forma de guitarra, la cercanía del mismo con la cocina integrada al amplio living, y la presencia constante del aire acondicionado encendido para el correcto mantenimiento de los equipos de grabación.
Otro punto que coincide con la realidad es la molestia que causaba en La Diosa Salvaje el ruido de la casa de fiestas que había al lado, cuyo volumen perturbaba no pocos momentos de trabajo de Spinetta. “El salón de fiestas de al lado tenía un pelotero –cuenta Perry–; imaginate componer o estar tranquilo con música de pelotero: ‘es la hora, es la hora, es la hora de bailar’. Se fueron, por suerte. Era una incomodidad terrible para Luis, pero cuando había una fiesta no trabajaba.”

La narración más insólita y menos verosímil es lo que Luis (Louie) le cuenta a Paul sobre aquella vez que Almendra tocó con The Rolling Stones en Perú.
El libro dice, textualmente, poniendo las palabras en boca de Spinetta: “Una vez, en 1969, estábamos en Lima, Perú, y los Rolling Stones estaban tocando. Y nosotros estábamos en el mismo hotel (...). La gente decía que era la música del demonio. Eramos muy jóvenes, man, y teníamos esta planta llamada floriapondio (floripondio, en verdad), que hervís y tomás (...). Y nosotros fumamos esta planta con ellos, y Mick dijo ‘esto es bueno, necesitábamos un cambio de lo que conseguimos en Inglaterra’ (...). Cuando estábamos tocando, la cabeza me mataba, tenía un terrible dolor de cabeza”. Suena a viaje de floripondio, pero se puede despejar la maleza y entender esto mejor.
Es verdad que Almendra tocó en Perú, durante febrero de 1969, en el Festival de Ancón, una Mar del Plata peruana, pero no los Stones. Sin embargo, existen registros de la presencia de Mick Jagger, Keith Richards y Anita Pallemberg en Perú, con el plan de conocer Machu Picchu, en marzo de 1969. Por lo tanto, no es tan ilusorio pensar que pueden haber coincidido en el hotel de Lima, escala obligada para ambos contingentes. “El me contó que tocaron con los Rolling Stones –dice Perry–, que estaban con el floripondio, que le hizo doler la cabeza. Pero puede que yo lo haya entendido mal, porque yo tampoco sé si todo lo que me contaba es verdad, porque todo el mundo exagera.”
En My Neighbor, the Skinny, abundan los buenos gestos de Spinetta para con Paul Perry, cuya situación económica siempre fue apretada.

Estos encuentros se incrementaron cuando los Perry se mudaron de la casa a la vuelta de Spinetta, a su nuevo hogar que se encuentra exactamente al lado. Luis Alberto habla en el libro de su pasión por Jimi Hendrix, su orgullo riverplatense, y en un momento cuenta el origen de un dibujo suyo que es definido en el texto como “un retrato donde viste un casco espacial”: “Oh, ése es el Capitán Beto, el personaje de una canción que escribí hace mucho tiempo”. Conmueve la parte en la que Perry relata su peor momento económico, y Luis le ofrece darle dinero, a lo que el autor se rehúsa. Al conocer que en ese momento la dieta magra del escritor constaba de hígado y cebollas, Luis pone sobre la mesa un enorme tupperware repleto de fideos amasados por él mismo, cambiándole el panorama alimentario a Perry.
 “Me doy cuenta de que Luis es una verdadera rock star –aclara Perry–, cuando fui a verlo a un recital en San Isidro y yo estaba sentado en las escaleras del teatro. Entre tema y tema, lo saludo, y él me saluda desde el escenario: ‘Hey, Paul. What’s up, buddy?’, y hubo como un silencio total. Ahí entendí que Luis tenía a toda la gente pendiente. Yo sabía que era músico, pero no que era un músico tan importante.”
Aparentemente, la relación original de maestro de inglés y alumno nunca prosperó. “En realidad, enseñar enseñé muy poco, porque nos hicimos más amigos que otra cosa. Le enseñaba a la primera señora de él. Eramos amigos, man; es como si vos vivieras al lado, así de simple. Con Luis fue una cosa de vecindad, de amistad, nada más. Nos juntábamos, charlábamos; yo me tomaba una birra, él tomaba mate o té. No sé cómo era él de joven, pero era una persona muy tranquila, era raro verlo bebiendo. Pero no era tranquilo hablando: te transmitía mucha energía. Hacía gestos, te miraba, lo que te decía era de verdad, no eran jodas o pavadas. Era gracioso porque hablaba en inglés con un marcado acento italiano.”

En uno de los textos más graciosos, el lector puede enterarse de algunas particularidades del carácter y del humor de Luis Alberto Spinetta. Nada trascendental, pero sí algunos trazos que ayudan a completar el cuadro que cualquier fan tiene sobre él con mayor nitidez.
En el verano de 2004, según Perry, Luis salía a fumar un cigarrillo a la puerta, algunos autos aminoraban la velocidad y le gritaban “¡Maestro!”; al mismo tiempo conversaban sobre un vecino que tenía una vieja camioneta Volkswagen en la que trabajaba todo el tiempo.
“Ese es McLaren –le reveló Spinetta a Paul–, lo llamo así porque piensa que su combi es un Porsche.” Daniel, de la panadería donde Luis solía abastecerse de facturas (a las que llama “half moons”, medialunas, en el texto en inglés), recibió un bautismo de los hijos de Spinetta: “Doctor Octopus”, por la película Spiderman. “Yo lo llamo Bill Evans”, dijo Luis. Paul preguntó por qué: “Porque hace cosas maravillosas con sus manos”.
“Luis tenía esa relación de buen vecino con todos los del barrio, no solamente conmigo –aclara Perry–, pero se ponía nervioso cuando alguien venía de afuera y quería sacarse una foto con él. El libro lo escribí en dos semanas, entre las diez de la noche y la una o las dos de la mañana, cuando se iban a dormir los chicos, tomándome una birra. Escribía lo que me salía, después le hice una edición. Fue un flash, porque reviví momentos muy fuertes; no fue un libro fácil. Hubo inspiración, pero a veces me sentaba en la vereda porque me sentía mal pensando en él; fue una década de amistad, de momentos, de risas, de bajones, de cosas de la vida. Sin embargo, creo que el libro tiene algo cómico, divertido, porque nuestras charlas eran graciosas. Es un viaje hasta gracioso, que tiene un final triste porque él también lo tiene.”
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My Neighbor, the Skinny es un libro insólito por el modo en que está encarado: desde la visión de un vecino de Luis Alberto Spinetta, que hasta pide “disculpas a sus fans por no ser un conocedor de su obra. Tan sólo fui su vecino y amigo. No quiero ofender a nadie, ni creo que el libro ofenda la intimidad de Luis en ningún momento.

El libro está escrito para americanos, por eso tiene un glosario; yo no tengo un mango, me encantaría poder editar el libro en castellano, en portugués, pero en verdad no puedo.
Si hoy alguien quiere comprar mi libro tiene que ir a Mercado Libre o a Dunken.

Yo creo que este libro les va a gustar a los fans, porque les va a dar una mirada de entrecasa sobre el Flaco.
Si un fan lee esto, y le gusta, y le llena su vida, ése es el logro.
Compartir con amigos, una risa, una lágrima; para eso trabaja un escritor”.
N de la R.:Hoy el libro fue traducido y editado en español, por la misma editorial que editó el original: Editorial Dunken.
Ambos libros se pueden comprar en la sede de la editorial Ayacucho 357 (entre Corrientes y Sarmiento de CABA)

120 DISCOS...


BOBBY FLORES
1ra. Edición: 2014
Editorial: Octubre Editorial
Prólogo: Bobby Flores
Dicen que soy aburrido… dicen que soy uno de los tipos que más sabe de discos, dicen cosas de mí como de cualquiera.
No me importan mucho los comentarios, a mí lo único que me importa son mis discos.
Y en este libro hay discos. Los discos que me abrieron la cabeza, que me hicieron un surco más en el cerebro y me agitaron el corazón. Solamente esos, nada menos que esos.

No van a encontrar en estas páginas grandes éxitos, no hay Stones ni Beatles ni Redondos ni IKV.
Tampoco rigor periodístico, ni análisis muy profundos.
No es el momento. 

Lo que sí hay, y en cantidad, es un fervoroso cariño hacia ese objeto cultural hoy en decadencia que fueron los discos de música.
Y muchas ganas de hablar de ellos, que, alguno ya lo sabrá, es uno de mis pasatiempos favoritos.

Como se habrá advertido, el título del libro promete 120 discos, pero…todos sabemos que en el de las 36 estrategias chinas hay muchas más y que en Las mil y una noches, muchas menos, y que ni siquiera los tres mosqueteros eran tres… así que nadie se moleste, pero acá no hay 120 discos, ni en pedo.
En todo caso, le quedará a cada uno de ustedes la tarea de completar esta arbitraria lista con su propia selección.
O no, pero ya no es mi problema. ¿Qué sabe nadie?
Au revoir a la muchachada.

VIRUS

MARCELO MOURA
1ra. Edición: 2014
Editorial: Editorial Planeta
Prólogo: Germán Maggiori
Al primer show de Virus en Buenos Aires asistieron seis personas.
Al siguiente, cerca de cuarenta. La tercera fecha se llenó y el contagio del boca a boca hizo que en la cuarta la banda explotara. Fueron juzgados con severidad por la crítica.

Acusados por sus colegas de ser frívolos y una “banda de putos”. Aún así, Virus se erigió como una piedra fundamental del Rock Nacional y Federico Moura como un icono indiscutido.

Con Agujero interior, su tercer disco, Virus por fin parecía abandonar esa cierta superficialidad para convertirse en la abanderada de la modernidad por sus líricas, sonidos y performances innovadoras en una escena musical enmarcada por la dictadura. Los siguientes discos, Relax y Locura, completarían el camino hasta Superficies de placer, el último con Federico.

Esta es la bisagra de la banda y también la del libro, cuando hubo un nuevo comienzo: el de sobreponerse a la ausencia y el de Marcelo Moura como cantante.
Sin sujetarse a la cronología, Virus sigue los antojadizos caminos de la memoria para dar cuenta de la historia del grupo.

Julio Moura, padre de Federico y de Marcelo, secuestrado por la dictadura militar

 Un recorrido enmarcado por la lente de uno de sus miembros fundadores; un recorte de los distintos elementos que definieron un estilo y una estética, y de los éxitos y fracasos que hicieron que treinta años después de su debut (el mismo día que Marcelo cumplía veinte años) sigamos pensando cómo poner el cuerpo y el bocho en acción.

ROCK ARGENTINO - FOTOGRAFIAS

CHARLIE PICCOLI
1ra. Edición: 2013
Editorial: Edición Independiente
Prólogo: Charlie Piccoli
                Marcelo Fernández Bitar
El nuevo libro del fotógrafo Charlie Píccoli, “Rock argentino. Fotografías”, retrata la historia del rock nacional a través de más de 300 imágenes sacadas entre 1979 y 2010 de los grupos y músicos que marcaron a fuego con sus canciones y sus propuestas estéticas innovadoras un antes y después en el devenir musical de la Argentina.

Entre los solistas y bandas que se destacan en el libro de Piccoli figuran Luis Alberto Spinetta, Charly García, Soda Stereo, Los Abuelos De La Nada, Sumo, Patricio Rey sus Redonditos de Ricota y Almendra. La extensa y reveladora lista también se nutre con artistas como David Lebón, Fito Páez, Divididos, Illya Kuryaki & The Valderramas, Los Brujos, Los Violadores, Los Twist, Gustavo Cerati y Miguel Cantilo, entre muchos otros. Además, hay un capítulo dedicado al mítico festival Barrock de 1982, realizado en cuatro sábados de noviembre en las canchas de Obras Sanitarias.

Tras la guerra de Malvinas, pasaron por el escenario León Gieco, Raúl Porchetto, Spinetta Jade, Litto Nebbia, Pedro y Pablo, Héctor Starc, David Lebón, Piero, Riff, Miguel Cantilo & Punch, Tantor, Rubén Rada, Los Abuelos de la Nada, Zas, Alejandro Lerner, Orions, V8 y La Torre. Fue el show en el que la pionera aventura electrónica de Los Encargados, con Daniel Melero, fue repelido por un público exacerbado e intolerante. Y aquél en el que, mientras tocaba Tantor, un elefante fue liberado entre la gente. C
Charlie Píccoli nació en Buenos Aires en 1960, y comenzó a trabajar como fotógrafo en 1984.
Pasó por las redacciones de Expreso Imaginario, Canta Rock, El Musiquero, Tren De Carga, Cerdos & Peces, La Mano, Rolling Stone y Rock & Pop, entre otras.
Diseñador gráfico, se dedica a la docencia universitaria desde 1987, como titular de cátedras de fotografía y diseño editorial en las carreras de diseño gráfico y diseño de indumentaria, en el marco de la licenciatura en Publicidad.

Como editor y restaurador fotográfico participó del libro “Historia del rock”, de Marcelo Fernández Bitar y de “Una temporada en el ingenio”, del fotógrafo cubano Chinolope.
Actualmente es director de la Escuela de Fotografía y director de arte de la Fundación Miguel Abuelo.

POESIA Y POETIZAR

 
 DANIEL EDUARDO SERRA

1ra. Edición: 2010
2da. Edición: 2013
Editorial: Ediciones del Ultimo Sábado
Prólogo: Daniel Serra
               Miguel  Grinberg


Mi querido amigo Daniel Serra tuvo la deferencia de regalarme esta joya de libro.

 “Poesía y Poetizar” es una publicación colectiva que rescata la musa de 21 poetas, diferentes entre sí, pero tienen algo en común: acudieron a la invitación de leer sus poemas ante un micrófono en lo que terminó llamándose “Ediciones del último sábado” en el programa que todos los sábados a las 2 de la mañana tiene Miguel Grinberg en Radio Nacional, llamado “Rock que me hiciste bien”.

El poeta y titiritero Daniel Serra seleccionó poemas para juntarlos en esta obra de notables autores quién sostiene en el prólogo del libro: ”Más de la mitad de los poetas que participan en esta antología, venimos caminando desde ahí; el resto es parte actualizada de esa misma multiplicación. No somos uniformes. Somos apenas una parte de la biodiversidad que se despliega inmensurable e irrenunciable.
Cada uno poetiza por donde anda, cada uno sopla por donde quiere porque es propiedad invisible del mismo viento que con infinita ternura nos acaricia y nos sigue reuniendo alrededor de este fuego”.

También el escritor, poeta y periodista Miguel Grimbreg en un segundo prólogo que lleva por título “Poetizar: hacer que brote la semilla humana” sostiene: “Un poema es la fotografía de un momento que puede venir montado sobre el destello o sumergido en un mar oscuro.
Hay muchos modos de generar poesía. Algunos la asumen como una especie de arquitectura de la palabra, exploran sus vértices y sus coordenadas, a fin de capturar una imagen profunda o un rasgo de la eternidad.”

Este trabajo, cuya tapa ilustrada con un dibujo digital de Luis Alberto Spinetta reúne en sus 260 páginas la voz de los autores.

El libro incluye poemas de Javier Ardúriz, Luis Carlos Aguirre, Daniel Amiano, Julio Azzimonti, Luis Benítez, Élida Berelejis, Elio Gerardi, Miguel Grimberg, Hernán, José Luis Luca, Marcelo Marcolin, Alejandra Monsalvo,
También de Virginia Segred Mouro, Daniel Eduardo Serra, Gustavo Silva, Luis Alberto Spinetta, Luis Santiago Spinetta, Amelia Mabel Stricker, Susana Szwarc, Rubén Vedovaldi y Osvaldo Darío Vigna. 

RADA

RUBEN RADA - FERNANDO PELAEZ

1ra. Edición: 2014
Editorial: Aguilar - Ediciones Olimpica
Prólogo: Litto Nebbia

En las 270 páginas de Rada, la publicación de tapa dura y fotografías a blanco y negro que Alfaguara pone a disposición de los lectores, el icónico músico uruguayo revela jugosos detalles de su carrera musical, de forma cronológica, en primera persona y con el buen sentido del humor que lo caracteriza.
Pero no lo hace solo: en el relato se entremezclan otras voces conocidas. Hugo Fattoruso, Litto Nebbia, Eduardo Useta, Urbano Moraes y Andrés Arnicho participan en la reconstrucción de época y en los detalles anecdóticos, aunque no son los únicos.

Rada dedica el libro a su esposa Patricia Jodara. "En estos últimos treinta años y no sé cuántos discos, siempre me acompañó una gran mujer. Dicen que detrás de una gran mujer siempre hay un gran hombre. Eso es lo que hizo Patricia conmigo: transformarme en un gran tipo, además me ayudó a crecer como artista". Y hace referencia a sus hijos Lucila, Matías y Julieta: "sin ellos, ni a la esquina, los amo".

Sin embargo las páginas, atravesadas inevitablemente por sucesos personales, se centran sobre todo en su trayecto musical a lo largo de los años, casi en formato documental para cine o televisión. Peláez presenta la escena y el contexto y da pie a Rada que se adueña del relato. El cuadro por momentos se abre para incorporar la opinión de terceros.

El primer capítulo es un viaje hacia el pasado: "Ese día cumplía siete años y no llegaba a comprender cabalmente la razón de tanto revuelo. Su hermano mayor, su mamá, su tía y vecinos de la vuelta discutían por esa bendita radio, grandota y fea, que era casi imposible de escuchar".

El artista inmortaliza detalles de su niñez vivida en la pobreza económica. Nació en la calle Tacuarembó esquina Isla de Flores y al poco tiempo se mudó al Parque Batlle. "Mi sueño era ser jugador de fútbol", confiesa. Y lanza frases conmovedoras como: "la vieja es grandiosa" (refiriéndose a su madre Carmen María) y se ensombrece al referirse a su padre Raúl.

"La música se instaló en mi vida con la radio", explica en la página 26 dándole valor extra a las primeras líneas reseñadas.

No todos saben que Rada se las rebuscó antes de dedicarse a la música "plumereando" todas las mañanas las butacas del cine Premier, que estaba ubicado en Larrañaga y Avenida Italia o que trabajó como mensajero en la oficina del Telégrafo que estaba en las calles 14 de Julio y Rivera y que fue durante ese período que inventó "los telegramas cantados". "Iba a la casa del tipo y se lo cantaba haciendo el ritmo arriba de una mesa o con las palmas. La fama corrió rápido y algunos pedían telegramas por gusto para que yo fuera a cantar", comenta en el libro.

Su paso por Los Hotblowers, Totem, Opa, El Kinto, su vínculo con Los Shakers, el candombe y las distintas etapas de su carrera solista, incluida su incursión en el rubro infantil gracias a Horacio Buscaglia, son capítulos imperdibles. "Con Opa, Hugo no me dejaba cantar Malísimo, la quería cantar él y chau. Había quedado tan colgado con el tema, que lo quería hacer a su manera y no me la dejaba cantar. Su versión era insuperable, pero después de Opa me pude sacar las ganas de hacer una versión más rockera, porque era tan raro lo que hacía el Hugo en Opa que no se puede creer. La letra de Malísimo trata de la omnipotencia frente a una mujer", agrega.

Sobre el final, el creador de Las Manzanas desliza que no es adinerado: "Lo que tengo es trabajo". Y que su mayor riqueza es la familia y "los que siempre están". "El trabajo que tengo se basa en que conquisté un montón de cosas". 
Todo eso que narra con detalle en este libro.

QUIEN ES LA CHICA

AGUSTINA LARREA - TOMAS BALMACEDA

1ra. Edición: 2014
Editorial: Reservoir Books
Prólogo: Agustina Larrea y Tomas Balmaceda


Las canciones de amor (y desamor) más famosas del rock argentino, contadas desde la intimidad de las historias que les dieron vida.
"Las chicas son de alguna manera la llave del mecanismo que activa el deseo. Entonces, como todo es deseo, plasmar algo que tenés adentro tuyo en música es deseo, y gustarles o conquistarlas también es deseo."
Así habló Fito Páez, uno de los músicos argentinos que más o mejor les cantó a las mujeres de su vida.

Si la inspiración es un sibilino misterio pero a la vez la mitad más uno del rock & pop está dedicado al amor, podemos afirmar que sí se puede vivir del amor, al menos en la música, y que hay que seguir el rastro de las musas para acceder a la historia secreta de las grandes canciones del rock argentino.

Desde Muchacha ojos de papel hasta Un osito de peluche de Taiwán, pasando por Un vestido y un amor, En la ciudad de la furia o Hacelo por mí, las musas estuvieron siempre presentes.

Este libro notablemente documentado (pero de la mejor manera posible: a través de la radiante curiosidad del fan) cuenta las historias más jugosas del rock nacional y sus romances, y responde las preguntas clave: ¿Quién es la Flaca que enloqueció a Calamaro? ¿A quién le pedía Fito que le dé alegría para su corazón? ¿Qué es de la vida de la morocha a la que se la alentaba con un "avanti"?

Algunas de las canciones de este libro:
Amor de primavera
Aquella solitaria vaca cubana
Auto rojo
Avanti morocha
Bombacha veloz
Ella vendrá
Flaca
La rubia tarada
Lo mejor del amor
(Loco) tu forma de ser
Maribel se durmió
Me gustas mucho
Me siento mucho mejor
Me vuelvo cada día más loca
Media Verónica
Mi vieja
Muchacha ojos de papel
Nena boba
No me nombres
Peperina
Quiero estar entre tus cosas
Rezo por vos
Sola en los bares
Té para tres
Un osito de peluche de Taiwán
Un poco de amor francés
Un vestido y un amor
Victoria y Soledad
Y dale alegría a mi corazón

LUIS A. SPINETTA - UN VUELO AL INFINITO

ELIANA PIRILLO - JORGE BATTILANA

1ra. Edición: 2014
Editorial: Corregidor
Prólogo: Eliana Pirillo

Escribir sobre Luis Alberto Spinetta se articula en dos vertientes. 
El músico remite a ese pequeño ser luminoso que hacía su aparición dispuesto a brindar su arte en cada encuentro, en cada comunión, en cada puesta en escena; para irradiar una de las formas más sublimes del arte: la música. 
Sin embargo, esto no le alcanzaba para transmitir lo que deseaba y necesitaba compartir, por eso la poesía devenida canción también se hacía presente. 
En un intento por recorrer su vida y, especialmente, su versátil carrera artística, desde sus primeras actuaciones familiares hasta sus últimos temas aún sin editar, los autores de esta biografía no sólo han tomado reflexiones de Spinetta, sino también de otros músicos, periodistas, amigos y admiradores con el propósito de transmitir el legado estético y ético de un creador singular.

"Luis Alberto Spinetta. Un vuelo al infinito", es el título del flamante libro de Jorge Battilana en coautoría con Eliana Pirillo y que verá la luz en las próximas horas.
Editado por Corregidor, el trabajo será presentado en un encuentro íntimo -pero abierto a todo público- el próximo viernes a las 20 en el tradicional pub Dickens, de la diagonal Pueyrredón.

El libro recoge testimonios de varios músicos, críticas y comentarios de recitales, pero fundamentalmente, los muchos recuerdos de Battilana junto al "flaco", al que conoció en 1969 en la esquina de Luro y San Juan, el memorable día en que se inició una amistad que duró cuarenta y cuatro años, hasta el día de la partida del músico.
"Mi amiga Eliana es sicóloga -relata Jorge Battilana- y me "abrió" la cabeza y me ayudó a sacar lo que sabía de Spinetta, todos mis recuerdos. 
El libro está hecho con amor antes que nada y refleja pasajes de la vida cotidiana de Spinetta, recitales, discos, anécdotas y cosas que pasaron en 44 años de amistad".


Acerca de ese momento vivido en Luro y San Juan, dijo que "lo vi venir, con un bolso marinero, bajando del tren y me pregunta por un hotel, que quedaba para el lado del centro. Yo lo miré, le digo "es para allá" y enseguida "yo te vi la semana anterior en Pin Up, vos sos Spinetta". Y enseguida lo invité a que fuéramos caminando para el lado del hotel... yo tampoco tenía un mango (se ríe). Llegamos al centro, charlando todo el tiempo y él me dice "venite a Matokos que voy a hacer la temporada ahí". Y así nos empezamos a ver seguido. Me acuerdo que tenía una sola remera, la usaba reversible: de día blanca y a la noche se ponía la roja....".
-¿Fumaba mucho el "Flaco"?
-Cuatro atados por día. Y la vieja era igual. Lo de la vieja era genial: en el mismo frasco en la cocina guardaba el Ventolín y el atado de Marlboro...
-¿Qué opina su familia del libro?
-Les envié algunos capítulos tanto a Patricia, la madre de todos sus hijos, como a su hermano Gustavo. Y les encantaron.
Las fotografías tienen una presencia importante en el libro. "Algunas son mías", dice. Pero aclara: "la mayoría son de Hugo Grassi y Guillermo de la Fuente, dos fotógrafos grossos que tenemos en Mar 
del Plata.

El 12 de abril lo presentarán en la Perla de Once y luego en la Feria del Libro en Buenos Aires. El libro cuesta unos $130.  

N. de la R.:
Hasta tanto el libro esté en las librerías, se puede conseguir en:
Ediciones Corregidor
Rodríguez Peña 452, C1020ADJ. CABA
TEL / FAX: 54.11 + 4374.4959 / 5000
info@corregidor.com
http://www.corregidor.com 

LA BIBLIA DEL ROCK (Historia de la Revista Pelo)

JUAN MANUEL CIBEIRA
1ra. Edición: 2014
Editorial: Ediciones B
Prólogo: Daniel Ripoll



En febrero de 1970, en un sótano nacía la revista Pelo.
Su creador y editor, Daniel Ripoll, supo ver el espíritu de la época y con un grupo de amigos periodistas y diseñadores impulsó un medio emblemático que, como bien llama Juan Manuel Cibeira, autor de este libro, fue "el banco de la memoria cultural de una generación".

Durante las siguientes dos décadas la revista fue un referente fundamental e ineludible dentro de lo que dio en llamarse rock nacional. "El secreto fue haber estado ahí. No hay pena ni gloria en eso, simplemente fue haber estado allí. Nos hizo convivir con una época espléndida de cambios profundos, intensos, que luego derivaron en nuevas costumbres sociales y culturales. Ese fue el secreto del suceso de la Pelo, como se la conocía entonces. Estuvo ahí para contarte cómo era la música que escuchabas, quién la tocaba, cómo lucía.

El paisaje era virginal y, de pronto, estábamos contagiados por el poder y la vitalidad que hicieron de los ´70 y los ´80 dos décadas tan apasionantes para vivir", escribe Cibeira.
En estas páginas se recupera el pulso de esas décadas con una lectura precisa, entusiasta y nada melancólica de lo que generó la revista en un mundo que creó voces y sonidos fundantes.
Dice Ripoll en el prólogo: "Muchos se preguntan hoy cuál es el motivo por el que la revista se llama Pelo. Me pareció que en ese momento era la palabra más contracultural e irritativa y que, por otra parte, signi caba la expresión silenciosa y pací fica del deseo de libertad para la expresión y para la individualidad. Tener el pelo largo, o de un modo no convencional, era una forma de resistencia, de decir no, de decir no queremos ser iguales a todo lo instituido."

YO SOY BUENOS AIRES

FABIO SCATURCHIO

1ra. Edición:
 2014
Editorial: Editorial Dunken
Prólogos: Fabio Scaturchio
                 Rodolfo García
                 Juan Carlos Kreimer
                 Pipo Lernoud
                 Daniel Ripoll
                 Alfredo Rosso
                 Miguel Grinberg
                 Marcelo Gobello
                      Claudio Kleinman

Creador del blues en castellano y miembro fundador de Manal, Javier Martinez lleva ya medio siglo recorriendo escenarios de todo el mundo con su particular voz y sus letras de corte existencialista
Escasamente solicitado por los grandes medios y poco requerido por el mainstream rockero, de a poco su figura va obteniendo el reconocimiento largamente merecido

El proyecto de editar un libro sobre su carrera nació de una idea de su actual manager Fabio Scaturchio quien además es cineasta y periodista y logra llevar a Martinez, a través de una serie de conversaciones, hacia distintos terrenos: desde recuerdos de su niñez hasta los motivos por los cuales se sigue negando a la tan esperada reunión de Manal, además de su periplo europeo y sus días en míticos reductos como La Cueva y La Perla del Once

Con una escritura un tanto desprolija debido al estilo utilizado (lo que provoca también algunos deslices en la gramática) pero con una catarata de invitados que incluye entre otros a Alfredo Rosso, Rodolfo García y Pipo Lernoud) Yo soy Buenos Aires se postula como el homenaje en vida tan apropiado a uno de los próceres del rock en nuestro idioma.

“… A los dieciocho años conocí La Cueva; eso cambió mi vida, porque ahí conocí a todos.
 Hacía poco que había dejado de ser Pasarotus, el boliche de jazz, pero seguían yendo los jazzeros y empezaban a venir Sandro y Los de Fuego, los rockeros, y después vino lo que todos saben.
 La Cueva cambia mi vida totalmente, me pone en contacto con Sandro, con los grandes que me influenciaron, con Moris, con Litto, con Tanguito y con la posibilidad real de transformarme en un artista profesional.
¡Les debo tanto a esos tipos, que me llevaron a los dieciocho años a La Cueva! Fue una vivencia fabulosa. Y se dio de una manera casual …”.


La presentación del libro Yo soy Buenos Aires, conversaciones con Manal Javier Martínez (Editorial Dunken, 2014), de Fabio Scaturchio, fue la excusa perfecta para reunir el 20 de marzo a Miguel Grinberg, Pipo Lernoud, Daniel Ripoll y Rodolfo García en el escenario del histórico reducto cuna de nuestro rock, La Perla de Once.
La lista de destacados representantes se extendía en el público: los cineastas Aníbal Uset, Hernan Gaffet y los músicos Hugo González Neira y Gustavo Bazterrica, entre otros.

La fecha coincidió con los cincuenta años que pasaron desde que Javier entró por primera vez a La Cueva, dato sensible para entender la particular naturaleza de su música, su personalidad y de lo que siguió en su carrera.
El iniciador del blues en español había cumplido, además, sus 68 años apenas dos días antes.
Los periodistas que participaron de la presentación coincidieron en destacar la relevancia de Javier no sólo como músico, sino como representante de un movimiento para el que aportó además en el plano intelectual sin perjuicio de lo popular.
Cuando le llegó el turno a Rodolfo, se encargó nuevamente de desmitificar la supuesta rivalidad entre Manal y Almendra, que según los músicos jamás existió y que algunos fanáticos instalaron como fenómeno de "futbolización" del rock.

El cierre incluyó un set de cinco temas a cargo de Javier, acompañado del guitarrista Chino Sanz y Zorro Salinas en bajo.
También hubo referencias a los ausentes que según Javier "hacen a su felicidad", y a su "gran amigo Claudio Gabis", guitarrista histórico de Manal, de quien destacó su calidad como músico y multi instrumentista.

El título del libro puede sonar pretencioso, pero habría que revisar también cuántas reivindicaciones faltan para equilibrar nuestra memoria y ubicar a este artista -y a otros tantos- en el lugar que merece.