…De los hippies a la cultura chabona
1ra Edición: 2005
Editorial: Capital Intelectual
2da Edición: 2014
Editorial: Editorial Planeta
A poco menos de que se cumpla un año de Cromañón, el periodista Sergio Marchi sacudió la modorra al proponer, desde su libro El rock perdido, algunas puntas para un debate al que el rock bussines le viene corriendo el cuerpo sin ninguna elegancia: por qué Cromañón ocurrió en un recital de rock.
Para ello, Marchi recorre los orígenes del rock argentino quizá desde una mirada demasiado mistificadora del ayer. El periodista, autor también de “Say No More, una historia de Charly García”, describe la realidad social en la que nació el rock en nuestro país y destaca la capacidad de proponer una realidad alternativa, otra manera de entender las cosas, muy distinta a cómo se decía que debían entenderse. Otra característica del rock durante su época fundacional, según señala Marchi, es que desde el escenario el artista mostraba su música y “marcaba los tiempos” ante un público que escuchaba y no se proponía como protagonista de una “fiesta”.
Dos aspectos que, como tantos otros, mutaron con el devenir del tiempo y no para bien al entender del autor del libro. Ahora, el rock es un espejo que refleja a la sociedad; como tal devuelve lo que ve, a diferencia de cuando la imagen devuelta tenía un valor agregado.
Marchi también señala que en estos tiempos es el público -sobre todo en el estilo “rock chabón”- el que marca los tiempos. “La monada”.
Fenómeno que el periodista define como futbolización del rock y ubica su génesis contemporáneamente con los primeros picos de popularidad de una expresión cultural que ha crecido lejos de la mirada del gran público.
¿Qué puede llevar a una persona o a muchas a llevar adelante una acción que ponga en riesgo su seguridad y/o la de otros, como encender una bengala en un lugar cerrado?, es una de las preguntas clave que atraviesa el libro.
Encontrar su respuesta va a llevar mucho tiempo. Demasiado, a juzgar por el pulso mediático que tomó la causa Cromañón.
Coincido en el análisis de Marchi en cuanto a que el rock ha quedado herido de muerte el 30 de diciembre de 2004. El sueño de pertenecer a una cultura alternativa, recibió un duro revés cuando la reacción de las principales espadas del rock argentino fue condenar el uso de bengalas en los recitales -ahora, no antes-, y asumir una actitud como de esperar a que todo pase rápido y que el show continúe.
Fueron pocas, casi ninguna, las voces que se escucharon desde el rock tratando de explicar y explicarse por qué pasó Cromañón y, lo principal, por qué le pasó al rock.
En ese sentido, “El rock perdido” es un aporte muy importante, más allá de cuestiones puntuales con las que pueda disentirse o directamente no compartir.
En el 2014 se reedito en formato de bolsillo
1ra Edición: 2005
Editorial: Capital Intelectual
2da Edición: 2014
Editorial: Editorial Planeta
A poco menos de que se cumpla un año de Cromañón, el periodista Sergio Marchi sacudió la modorra al proponer, desde su libro El rock perdido, algunas puntas para un debate al que el rock bussines le viene corriendo el cuerpo sin ninguna elegancia: por qué Cromañón ocurrió en un recital de rock.
Para ello, Marchi recorre los orígenes del rock argentino quizá desde una mirada demasiado mistificadora del ayer. El periodista, autor también de “Say No More, una historia de Charly García”, describe la realidad social en la que nació el rock en nuestro país y destaca la capacidad de proponer una realidad alternativa, otra manera de entender las cosas, muy distinta a cómo se decía que debían entenderse. Otra característica del rock durante su época fundacional, según señala Marchi, es que desde el escenario el artista mostraba su música y “marcaba los tiempos” ante un público que escuchaba y no se proponía como protagonista de una “fiesta”.
Dos aspectos que, como tantos otros, mutaron con el devenir del tiempo y no para bien al entender del autor del libro. Ahora, el rock es un espejo que refleja a la sociedad; como tal devuelve lo que ve, a diferencia de cuando la imagen devuelta tenía un valor agregado.
Marchi también señala que en estos tiempos es el público -sobre todo en el estilo “rock chabón”- el que marca los tiempos. “La monada”.
Fenómeno que el periodista define como futbolización del rock y ubica su génesis contemporáneamente con los primeros picos de popularidad de una expresión cultural que ha crecido lejos de la mirada del gran público.
¿Qué puede llevar a una persona o a muchas a llevar adelante una acción que ponga en riesgo su seguridad y/o la de otros, como encender una bengala en un lugar cerrado?, es una de las preguntas clave que atraviesa el libro.
Encontrar su respuesta va a llevar mucho tiempo. Demasiado, a juzgar por el pulso mediático que tomó la causa Cromañón.
Coincido en el análisis de Marchi en cuanto a que el rock ha quedado herido de muerte el 30 de diciembre de 2004. El sueño de pertenecer a una cultura alternativa, recibió un duro revés cuando la reacción de las principales espadas del rock argentino fue condenar el uso de bengalas en los recitales -ahora, no antes-, y asumir una actitud como de esperar a que todo pase rápido y que el show continúe.
Fueron pocas, casi ninguna, las voces que se escucharon desde el rock tratando de explicar y explicarse por qué pasó Cromañón y, lo principal, por qué le pasó al rock.
En ese sentido, “El rock perdido” es un aporte muy importante, más allá de cuestiones puntuales con las que pueda disentirse o directamente no compartir.
En el 2014 se reedito en formato de bolsillo
5 comentarios:
muy buen libro escrito por sergio, con muchas curiosidades y anecdotas como la de spinetta fumandose un porro creo que en un lugar que estaba en contra de esa causa, ya que no figura el libro de charly que hizo sergio voy a poner algo que no me gusto del libro
solo por ser amigo de charly no conto la verdad de sus internaciones y decia solo crisis de nervios cuando todo el mundo sabe que la cocaina fue el principal causante idem la ultima internacion.
(no se si estara en la ultima version del libro yo tengo la primera)
por este libro y claro la propria musica, hoy soy un completo apasionado por el rock argentino... y intento conocerlos cada vez mas...yo vivo en Porto Alegre en Brasil, y la gente aca no sabe nada sobre lo que pasa y paso en argentina.
Yo tuve alguna suerte de pasar por 3 veces en Buenos Aires, en una de esas yo vi Carca y Calamaro tras el show de los White Stripes, y aca en Brasil conoci y llegue a trabajar con Billy Bond y Gustavo Santaolalla en diferentes situaciones... si ahora estoy leyendo la historia de Obras...estoy siempre abierto para recibir sugestiones de libros, musicas y bandas más... un saludo al rock argentino (y lo mas curioso es que me encanta desde Almendra y Sui Generis hasta Los Intoxicados o A77aque)
El libro es interesante, pero lleno de prejuicios. Es un libro sobre Callejeros y Cromañon y nunca se entrevistó a un pibe que haya ido a Cromañon, Marchi se jacta de que nunca hizo una crítica de un disco de Callejeros porque le parecía horrible y no entendía la onda. Y luego saca un libro hablando de cómo era la movida de Callejeros siendo que no tiene ni idea. Comparto muchas cosas que dice el libro y muchas otras se nota que no tiene la menor idea de como era un show de Callejeros y lo que es peor habla de por que los pibes lo seguían sin ni siquiera haber consultado a un pibe que los seguía. a mi gusto le faltó investigación por parte del autor.
Estuvo GENIAL. Les cae con un cañon en la cabeza, ma que prejuicios??? a) el publico es de la B, mas preocupado en revolear los trapos y tirar toda la pirotecnia posible, la musica? la musica a quien carajo le importa? si son muy berretas, cual es, si son del palo, como yo? la futbolizacion del rock. Y ni siquiera lo inventaron, nacio con los Redondos. Y estos salames lo "perfeccionaron", rock "encriptado" (que vos y yo entendemos, o "esta hablando del faso", diria Peter Capusotto) b) son culpables a full de la masacre, incentivaron un show pelotudo en un lugar que era una locura, sobrecargado de gente para recaudarla en pala. CAPO MARCHI
Mejor dicho, imposible
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